Instrumentación Quirúrgica lideró jornada de apoyo a habitantes de calle y a la Fundación Posada el Peregrino

La Fundación Posada el Peregrino fue el escenario de una jornada formativa para estudiantes del programa de Instrumentación Quirúrgica de la Universidad de Santander (UDES), quienes vivieron una experiencia que integró pedagogía en salud, conciencia ambiental y servicio comunitario.

La actividad se desarrolló en el marco de las cátedras Introducción a las Ciencias de la Salud en Instrumentación Quirúrgica y Entorno Quirúrgico y Bioseguridad, bajo el liderazgo de la directora del programa, Mónica Vargas.

Foto: Juan Diego Flórez

En ese sentido, la profesora Sandra Milena Rivero Tapias, quien se sumó a la actividad, explicó que la actividad fue diseñada para mostrar la dimensión social de la profesión.

“Fue mucho más que una actividad académica: fue un encuentro con la realidad social que nos invita a mirar la profesión desde el corazón”, señaló.

Para ella, este tipo de espacios permiten que los futuros profesionales comprendan que su labor está profundamente ligada al respeto y la dignidad humana.

Los estudiantes desarrollaron con los niños de la Fundación una campaña de lavado de manos basada en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Foto: Juan Diego Flórez

Sin embargo, Sandra Rivero aclaró que quisieron convertirla en algo diferente.

“La transformamos en una experiencia didáctica, con canciones, juegos y expresiones artísticas que permitieron que los niños aprendieran de forma alegre, creativa y significativa”, afirmó.

Otra de las actividades integró el mensaje del cuidado del medio ambiente, un elemento que para el programa es fundamental en la promoción de la salud.

“Entendemos que la salud no es solo ausencia de enfermedad, sino también el compromiso con nuestro entorno”, indicó Rivero. Agregó que resultó inspirador ver cómo los niños asumían este mensaje “con tanta espontaneidad y entusiasmo”.

Foto: Juan Diego Flórez

La jornada culminó con la entrega de almuerzos a personas en situación de calle y situación de vulnerabilidad, un momento que, según la profesora Sandra Rivero, permitió a los estudiantes fortalecer su sensibilidad social. “Cada entrega, cada mirada y cada palabra de agradecimiento tocó profundamente el corazón de nuestros estudiantes”, expresó. “La humanización del cuidado es el eje fundamental de nuestra profesión”.

Rivero también destacó el valor transformador de este tipo de encuentros:

“Formar profesionales integrales significa acompañarlos a vivir experiencias que despiertan conciencia social y fortalecen el compromiso ético con sus futuros pacientes. Actividades como esta nos recuerdan que, antes que la técnica, está el ser humano”.

La profesora extendió un agradecimiento especial a la Fundación Posada el Peregrino:

“Gracias por su entrega, por su compromiso constante con quienes más lo necesitan y por ser un espacio donde la solidaridad se convierte en acción concreta”. Añadió que esta experiencia dejó una lección imborrable para la comunidad académica: “Cada gesto, por pequeño que parezca, puede cambiar realidades”.

Foto: Juan Diego Flórez

Para la estudiante Dayliseth Chona Jaimes, la jornada también representó un aprendizaje profundo. Vivir de cerca el trabajo con niños y personas vulnerables la llevó a reflexionar sobre el impacto del servicio.

“Los pequeños actos, cuando se hacen con amor, pueden dejar huellas profundas en los demás y también en nosotros”, aseguró.

La jornada reafirmó el compromiso del programa de Instrumentación Quirúrgica con una formación basada en la técnica, la sensibilidad social y el servicio a la comunidad.

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