Estudiantes de la UDES llevan educación, salud y esperanza a niños de la Fundación Posada del Peregrino en Bucaramanga

La Universidad de Santander (UDES), a través del programa de Instrumentación Quirúrgica, llevó a cabo una jornada de salud, arte y humanización en la Fundación Posada del Peregrino. Esta actividad se realizó en el marco de un proyecto de aula que reafirma el compromiso social del programa y busca transformar tanto a quienes reciben el apoyo como a quienes lo brindan.

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La iniciativa, desarrollada dentro de la cátedra Introducción a la Instrumentación Quirúrgica, a cargo de la directora Mónica Vargas Rodríguez, y la asignatura Entorno Quirúrgico y Bioseguridad, liderada por la profesora Sandra Milena Rivero Tapias, tiene como propósito formar profesionales no solo técnicamente competentes, sino también profundamente humanos. “Esta es una experiencia maravillosa. Cada semestre traemos a nuestros estudiantes para que compartan con los niños. En esta ocasión les enseñamos sobre la importancia del lavado de manos y el cuidado del medio ambiente con actividades lúdicas, canciones, arte y mucho cariño. Queremos formar instrumentadores quirúrgicos con conciencia social, con valores, que comprendan que su labor va más allá de lo técnico”, explicó la profesora.

Más de 30 estudiantes de distintos semestres asistieron voluntariamente, demostrando su genuino compromiso con el proyecto. Entre ellos, Sara López, estudiante de primer semestre, quien vivió su primera experiencia en campo: “Vinimos a acompañar a los niños, a enseñarles a lavarse las manos, a jugar y compartir. Esta experiencia me ha tocado mucho el corazón, porque me ha hecho crecer a nivel profesional y personal. En la fundación los niños son muy dulces y es grato enseñarles a través de dinámicas”.

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El objetivo principal de la actividad fue enseñar el lavado de manos como herramienta de prevención de enfermedades, algo vital para los niños de la fundación, quienes en muchos casos no cuentan con condiciones básicas de higiene en sus hogares. Sara Sarmiento, profesora de la fundación, destacó: “Muchos de estos niños no tienen jabón en sus casas, algunos vienen de familias muy numerosas o con padres que apenas saben leer. Esta actividad no solo educa a los niños, también sensibiliza a sus familias sobre la importancia del autocuidado y la higiene”.

Además de la higiene personal, el equipo también aprovechó la oportunidad para fomentar otra dimensión del cuidado: la ambiental. A través de canciones, juegos y materiales reciclables, los estudiantes promovieron la conciencia ecológica en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente. Los niños pintaron, recortaron y construyeron mensajes alusivos al cuidado del planeta, en una actividad que, según la profesora Rivero, “despierta la creatividad y fortalece los lazos afectivos mientras educamos”.

El componente social del proyecto se extendió aún más allá de la fundación. La jornada incluyó la entrega de más de 350 almuerzos a personas en situación de calle, reforzando el compromiso con las poblaciones más vulnerables. Para Jhoan Avendaño, estudiante de cuarto semestre y representante estudiantil, esta labor es fundamental: “Es un emblema del programa. Nos permite acercarnos a la comunidad, salir del ambiente hospitalario y entender que nuestra labor como profesionales también implica sensibilizarnos, ser éticos y humanos en cualquier contexto”.

El proyecto de aula en la Posada del Peregrino no sólo transforma a quienes reciben la ayuda. También deja una huella profunda en cada estudiante, que aprende que, en el ejercicio de la salud, la humanidad es tan esencial como la técnica.

A través de este tipo de iniciativas la UDES evidencia el impacto positivo que tiene una educación que combina el saber académico con la experiencia vivencial. Como expresó la profesora Rivero: “Este proyecto nos permite tocar el corazón de nuestros estudiantes, enseñarles que servir también es una forma de sanar”.

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 Por: María Fernanda Páez