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La Universidad de Santander (UDES) destaca la trayectoria de graduados de la especialización en Gerencia de Instituciones de Salud, quienes a través de su profesión generan un impacto positivo en sus comunidades.
A continuación, presentamos la historia de estos médicos comprometidos con el bienestar de los demás:
Médico por vocación
Alex Didi Romero Gélvez es oriundo del corregimiento La Vega, de Cáchira (Norte de Santander). Allí vivió su infancia y parte de su adolescencia. En Bucaramanga terminó su bachillerato en una modalidad nocturna del colegio San Pedro Claver en convenio con los padres redentoristas de Piedecuesta.
Desde pequeño sentía que su misión en esta vida era servir a los demás, por esta razón pensó que la religión podría ser una opción. “Durante el día realizábamos actividades en el seminario y en las noches recibíamos clases”, recuerda.
Tras obtener el grado, continúo en el seminario durante cuatro años. Allí hizo estudios de filosofía y teología, sin embargó prefirió retirarse.
Se inclinó por estudiar medicina en la Universidad Autónoma de Bucaramanga, y se graduó en 2013. Tras realizar el año de servicio social obligatorio en el municipio de Arboleda, ejerció su profesión durante tres años en Cúcuta.
Seguidamente, regresó a Bucaramanga para continuar sus estudios. Es así como en 2019 se vincula a la Universidad de Santander para adelantar la especialización en Gerencia de Instituciones de Salud, con doble titulación con la Universidad Politécnica de Valencia.
Además, actualmente aspira a ingresar a la especialización en Radiología e Imágenes Diagnósticas.
Sobre su trayectoria laboral, Romero Gélvez resalta que ha podido desempeñarse en varios campos de la medicina. Mientras estuvo en Cúcuta atendió consulta externa y en la Clínica Chicamocha de Bucaramanga ha laborado en el área de hospitalización.
Uno de sus grandes retos ha sido el cuidado de pacientes afectados por la pandemia de COVID-19. “Estuve participando en la primera línea de atención. Ha sido una experiencia bastante fuerte respecto a nuestro ejercicio profesional”, comenta el especialista.
Romero señala que una de las personas que le cultivó su vocación al servicio fue su padre. “Él es profesor y un líder social de la región. Desde pequeño nos mostró el trabajo con la gente del área rural para suplir sus necesidades. Todo eso lo fui proyectando”.
“Con la medicina uno se enfrenta a la fragilidad humana y a la vez se puede brindar mucha satisfacción y bienestar a las personas. Se puede ayudar de forma integral a todas las personas”, subrayó.
El médico considera que el aprendizaje continuo es muy necesario en su profesión. “No podemos dejar de estudiar, todo el tiempo la información médica se actualiza y los conocimientos cambian. A mediano plazo espero continuar con estudios de especialización relacionadas con la atención clínica de los pacientes. A largo plazo, quisiera enfocarme en la docencia universitaria y transmitir lo que he aprendido durante el camino. Mis padres son docentes y básicamente el médico también es un educador, pues no solo damos manejo, sino que tenemos que orientar mucho a las personas. Sería una forma muy bonita de aportarle a la sociedad”.
La salud debe ser para el beneficio de todos
Carlos Alberto Otero Orjuela se graduó como médico cirujano de la Universidad Industrial de Santander en 1992 y más adelante, en 2006, como médico psiquiatra de la Universidad Javeriana. Recientemente se graduó como especialista en Gerencia de Instituciones de Salud en la UDES.
En su experiencia profesional se ha destacado en la atención de urgencias psiquiátricas y psiquiatría forense, ocupando cargos en el Hospital psiquiátrico San Camilo y la sede del Instituto Nacional de Medicina legal, desde hace 25 y 10 años respectivamente.
Entre sus labores, se ha caracterizado por la implementación de programas de desarrollo humano para la reinserción y rehabilitación integral a través de procesos de intervención psiquiátrica social y comunitaria.
Otero Orjuela cuenta que varios aspectos lo motivaron a estudiar medicina. Entre ellas algunas circunstancias trágicas, como los ataques de asma que padecía cuando era niño. Además, con apenas 7 años de edad, presenció el primer episodio de un síndrome convulsivo que sufrió su padre.
En la elección de esta carrera profesional también fue inspirador el hecho de que el esposo de su hermana mayor estudiara medicina. “Pero lo que hizo que me convenciera de que quería ser médico fue leer en sexto grado la biografía de Louis Pasteur”.
Otero Orjuela considera que para ser un profesional más integral es necesario conocer sobre el área administrativa. Esto los impulsó a estudiar la especialización en la UDES.
“La salud para mí es un derecho. No es un negocio como está planteado actualmente. Lo que aportamos debería ser para el beneficio de todos, pero lo han desfigurado con la Ley. Si bien la cobertura ha aumentado, la atención se ha desmejorado”, comentó.
En este sentido, desde hace dos meses el médico psiquiatra puso en marcha la Fundación Campbell Otero, la cual busca ayudar a las personas que salen del hospital a hacer su proceso de reincorporación social.
“Cuando a un paciente ‘le cuelgan un aviso’ de que tiene esquizofrenia, trastorno bipolar o problemas con sustancias psicoactivas, afuera el panorama para ellos no es bueno por el estigma social con la enfermedad mental”, explica Otero Orjuela.
El experto afirma que estas personas requieren un espacio en el que se les ayude a volver a trabajar, mantenerse estable y no recaer, además de tener grupos de apoyo y tratamientos. “Con mis propios medios estoy ayudando a varias personas. Por ejemplo, estoy apoyando a un muchacho condenado por el robo de un celular, que fue recluido en la cárcel de San Gil. También, hay un ciudadano norteamericano detenido, al que todos los martes le llevo cosas que necesita. Con la fundación también brindamos asesoría legal”.
En el futuro, este especialista se visualiza como conferencista para compartir conocimientos sobre salud mental.
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