Seis moléculas ayudarían a combatir la segunda enfermedad mundial neurodegenerativa: el Parkinson
Tras analizar más de 60.000 moléculas a través de la integración de la ciencia computacional y la neurociencia; los investigadores Nydia Paola Rondón Villarreal de la Universidad de Santander -UDES- y William Omar Contreras López de la Universidad Autónoma de Bucaramanga -UNAB, lograron determinar que seis moléculas podrían representar la solución más real para tratar el parkinson.
“Se presume que las moléculas neuroprotectoras pueden ayudar a prevenir este tipo de enfermedades neurodegenerativas, mientras que las moléculas neurotóxicas podrían predisponer a las personas para una futura aparición de la enfermedad”, afirmó el neurocirujano Contreras López.
Este esperanzador resultado obtenido a partir de una original investigación con sello santandereano, permite idear una posible cura para la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en el mundo.
Sobre el proceso científico desarrollado, la PhD. Rondón Villareal enfatizó, “el primer análisis ayudó a definir que fueran moléculas que tuvieran una alta probabilidad de ser utilizadas como medicamentos, lo que implica que puedan pasar la barrera hematoencefálica, que es una de las principales limitaciones en el tratamiento de enfermedades del sistema nervioso central. Y después analizamos que cada una de esas propiedades, se eliminaron todas aquellas que pudieran llegar a hacer tóxicas para el ser humano o que no atraviesen la barrera hematoencefálica”.
Cabe aclarar, que esta patología neurológica se produce cuando muere una importante población de neuronas, localizadas en una región del cerebro, llamada la sustancia negra. La consecuencia de la desaparición de estas células denominadas ‘A9’, produce una híperinhibición de los circuitos motores, causada por la anormal disminución de la dopamina.
Hasta ahora, los tratamientos implementados se han enfocado en reponer la dopamina perdida, pero no en evitar la muerte de las neuronas dopaminérgicas (neuroprotección). Por ello, este par de investigadores se unieron y plantearon una estrategia de analizar dos grupos de moléculas (neuroprotectoras y neurotóxicas), buscando hallar nuevas moléculas que funcionen como neuroprotectoras.
De los métodos farmacológicos y quirúrgicos utilizados en la actualidad contra esta enfermedad, ninguno de ellos impide que se siga desarrollando, a diferencia de lo que promete este estudio. Así lo explicaron los investigadores, “nosotros ya tenemos toda la fase computacional y sí los resultados experimentales son satisfactorios, los pacientes se verían beneficiados en tener una opción que pudiera frenar la enfermedad”.
Frente a lo que viene para esta investigación, que ayudaría por ejemplo a mejorar la calidad de vida de las más de 220.000 personas que la padecen en Colombia; Nidia Rondón aclaró “se viene todo el proceso que se debe realizar para que un medicamento salga al mercado. En una farmacéutica toma alrededor de 10 a 15 años, y una vez que nosotros podamos empezar las pruebas experimentales, habrá que buscar una farmacéutica que se interese en hacer todas las pruebas en personas”.
De esta manera, se espera contribuir desde la academia a mitigar una enfermedad que ha flagelado a una considerable población mundial durante muchos años, y que debido a la disminución de la expectativa de vida de la población general, los pronósticos médicos revelan que se triplicarán el número de casos en las próximas décadas.
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